Conozca al egresado javeriano que trabaja como docente-investigador en universidad de Suecia

Conversar con Juan Felipe Ruiz es como caminar sobre el Canal de Panamá. Avanzas entre dos océanos, pero de conocimiento; sobre una pequeña brecha entre el pensamiento racional de un ingeniero industrial y la creatividad de un diseñador de comunicación visual.

Hijo, hermano y cuñado de ingenieros industriales, este egresado javeriano encontró la manera de seguir una doble vocación que empezó a gestarse entre las fábricas de producción que visitó con su papá cuando era niño, y el amor por el arte que heredó de su mamá, una bactereóloga que ha dedicado parte de su vida a pintar cuadros y hacer vitrales.

Juan Felipe creció sintiéndose javeriano desde siempre, desde sus inicios en el Colegio Berchmans, sentimiento que se reforzó durante los siete años que estuvo en las instalaciones de la seccional asistiendo a las clases de dos carreras, entre los entrenamientos en el equipo de ultimate, los ensayos en el grupo de rock donde tocaba la guitarra y las reuniones como monitor.

Su identidad javeriana permanece intacta incluso ahora, cuando está radicado en Suecia, donde se desempeña como docente de maestría en la Universidad de Linköping, mientras adelanta sus estudios de doctorado en diseño, innovación y desarrollo de productos.

Asegura que su participación en el programa de innovación en alianza con la red ME310 / SUGAR fue lo que despertó su interés en esta temática. De hecho, la experiencia que ganó en ese entonces, el haber trabajado en el área de innovación y desarrollo de producto del Banco de Occidente, y en la Javeriana Cali como docente de la asignatura que lleva el mismo nombre, lo convirtieron en el candidato ideal para apoyar a la Universidad de Linköping a crear su programa de innovación, el Design Thinking and Disciplinary and Development Project.

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Desde muy temprano me di cuenta de que lo mío era la academia, tanto el enseñar como la investigación. Me gustan las dos cosas.

Cuando se le pregunta qué es lo más importante a la hora de crear nuevos productos, explica que “lo primero es entender que no existe una fórmula mágica para la innovación. En el proceso se cometen errores, se necesitan varios intentos, alta inversión. Hay que producir muchas ideas y cada vez más diversas para encontrar una que sea valiosa y que nos pueda traer el éxito a la organización”.

En esa misma línea, señala que tanto en Colombia como en el resto del mundo hay un errado entendimiento de la metodología Design Thinking, pues han “intentado empaquetarla para venderla a las empresas y eso le ha quitado valor a la investigación que se ha realizado para entender al usuario, para entender el problema, para desarrollar prototipos y encontrar una solución”.

En esa medida, es enfático al afirmar que no se trata de jugar con un ‘post it’ o enfocarse única y exclusivamente a la creatividad. “La metodología requiere de un entendimiento del problema enfocándose principalmente en los usuarios, en los seres humanos; entender el problema al máximo para poder plantear soluciones, y a través de este planteamiento descubrir qué se puede hacer y qué no se puede hacer, qué es factible y qué no lo es, qué necesita el usuario. Esto, que es tan importante, a muchos se les olvida”.

Por eso y por otras tantas razones tiene claro que quiere dedicarse a la docencia y a la investigación. “La academia es algo que me apasiona mucho y me llena como persona. También me gustaría hacer ‘papers’ para entender algún tipo de fenómeno, aunque no descarto la práctica profesional en el desarrollo de productos y solución de problemas en una organización”.

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