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Doctoras en arquitectura proponen crear una red de colaboración en Cali

Doctoras en arquitectura proponen crear una red de colaboración en Cali
Karen Daniela Ferrín

Creado por: Lola Ferrin

Solo nueve. Esa fue la sorprendente cifra que arrojó la pesquisa liderada por María Claudia Villegas Corey, decana de la Facultad de Creación y Hábitat, cuando se propuso identificar cuántas mujeres con doctorado en arquitectura estaban activas en Cali. Solo nueve, distribuidas entre la Universidad del Valle, la Universidad San Buenaventura, la Universidad Icesi y la Javeriana Cali.

Lejos de ser un número que desmotivara, esta realidad se convirtió en el punto de partida de una iniciativa inédita, reunirlas, reconocerse y sembrar una red colaborativa entre mujeres que, además de su sólida formación académica, comparten trayectorias vitales marcadas por los retos de la maternidad, los vínculos familiares y las tensiones entre el rol académico y el social.

La convocatoria inició con un almuerzo de trabajo en las instalaciones de la seccional que se transformó en una catarsis colectiva. Allí, Melaine Jara de la Universidad Icesi; Adriana López, Ángela Franco e Hilda Ortiz de la Universidad del Valle; Margarita Roa de la Universidad San Buenaventura; María Clara Betancourth, Sabina Cárdenas O'byrne, Sasha Londoño, y María Claudia Villegas Corey de la Javeriana Cali, se reconocieron, se contaron quiénes eran, se descubrieron como amigas, madres, compañeras y pioneras, al compartir cómo sus caminos doctorales impactaron sus vidas personales. Cada una, formada en distintas universidades del mundo, tenía historias para compartir, enfoques para aportar y un compromiso firme por abrirle camino a nuevas generaciones de mujeres arquitectas.

“No solo hablamos de la parte académica, sino de eso de ser mujer… de lo que implicó dejar a los hijos para asistir a una ponencia o investigación, de los matrimonios que se desbarataron. Fue una reunión íntima, poderosa, una semilla de futuro”, explicó la decana.

De ese encuentro surgieron múltiples ideas, una publicación conjunta, boletines especializados, y una propuesta que hoy toma fuerza, crear una cátedra colectiva de mujeres doctoras en arquitectura. El reto ha estado en consolidar una narrativa común. “Tenemos perfiles muy distintos, urbanistas, patrimoniólogas, teóricas, diseñadoras…Ha sido difícil encontrar un solo tema que nos una, pero seguimos avanzando”, añadió.

Esta diversidad no es un obstáculo, sino una riqueza que demuestra cómo la arquitectura como campo de pensamiento, creación y acción, puede verse fortalecida por la mirada y la sensibilidad femenina. “Parece que la arquitectura se amolda muy bien a un carácter femenino, somos meticulosas, rigurosas, disciplinadas”, afirmó.

La decana explicó además que durante siglos, el relato de la arquitectura ha sido construido desde lo masculino. Los grandes nombres que llenan los libros de historia, nombres como los de Frank Lloyd Wright, Le Corbusier, Mies van der Rohe, son mayoritariamente hombres. Sin embargo, detrás de muchas de estas figuras estuvieron mujeres brillantes, colaboradoras esenciales que pocas veces alcanzaron el mismo reconocimiento. “Siempre ha habido mujeres en los equipos de los grandes arquitectos. Empezamos a preguntarnos por qué siempre figura lo masculino”, reflexionó. 

Hoy, ese panorama empieza a cambiar. “Antes entraban más hombres a estudiar arquitectura. Ahora son más mujeres, lo cual me parece fabuloso”, celebró. Este cambio en la matrícula también es una oportunidad para transformar la práctica arquitectónica y su impacto en la sociedad.

Para la decana, el legado que este grupo quiere dejar a las nuevas arquitectas no es solo académico. Es un llamado a romper esquemas, a valorar la arquitectura como un oficio donde la sensibilidad femenina tiene mucho que aportar. “Queremos mostrarles a las arquitectas del futuro la responsabilidad tan grande que tienen en torno a las ciudades. Ya es hora de que haya más alcaldesas, más gobernadoras, y ojalá sean arquitectas”.

Mientras la idea de la cátedra sigue tomando forma, estas nueve mujeres siguen consolidando su red. Conscientes de que su presencia no es solo un logro individual, sino una puerta abierta para otras, su esfuerzo colectivo comienza a visibilizar una historia que ha permanecido en silencio. “El objetivo es que más mujeres interesadas en hacer un doctorado se sumen, aumenten ese grupo, fortalezcan las posibilidades de investigación y de gobernanza en las facultades y programas de arquitectura en la ciudad”, puntualizó María Claudia.

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