“La educación tiene que ser más humana, no rotular”: Imelda Gallego
Esta egresada javeriana orienta a un grupo de personas desmovilizadas que buscan en la formación educativa una segunda opción de vida en la que vean posible reafirmar sus lazos familiares y convertirse en agentes dinamizadores de la economía a través de sus proyectos de vida.
Creado por: Lola Ferrin
Desde hace más de tres años Imelda Gallego Castillo, egresada de la Maestría en Educación de la Javeriana Cali, asumió el reto de orientar a un grupo de personas desmovilizadas que buscan en la una segunda opción de vida formación educativa para reafirmar sus lazos familiares y convertirse en agentes dinamizadores de la economía.
Imelda es profesora de la Institución Educativa Técnica Ciudadela Desepaz donde se lleva a cabo el proyecto que consta de seis ciclos escolares que va desde la básica primaria hasta último año de bachillerato.
Su labor está enmarcada en la estrategia ‘Cali Educa en Casa’, que se apoya con recursos pedagógicos mediados por las tecnologías de información y comunicación, y las guías impresas de matemática, lenguaje ‘Todos a aprender’.
En cuanto al proyecto, recientemente destacado por la Secretaría de Educación, explica que ninguno de los 15 participantes entre los 22 y los 55 años había tenido participación en escenarios educativos. Llegaron sin saber leer o escribir y sin tener idea clara de las estrategias metodológicas que se usan en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
“Como yo venía trabajando con metodologías flexibles, me propusieron que usara esas mismas estrategias con las personas del programa de reinserción. Creamos unas de motivación para que ellos creyeran en sí mismos y para que aprovecharan esta oportunidad de continuar con una cosmovisión de vida civil”, recuerda la docente.
Hay que ver que en una persona hay todo un proyecto de vida, necesidades y oportunidades de cambio, y que la escuela está para eso, para decirles que juntos vamos a encontrar la manera de que ellos sigan en este nuevo camino que decidieron seguir.
El primer paso que dio con sus nuevos estudiantes fue trabajar con cartografía social, brindando un apoyo psicosocial. Así, los participantes tuvieron la oportunidad de hablar cuando quisieran hacerlo y expresar aquellas cosas que podían inquietarles o interesarles en un ambiente de confianza, espacio que ellos mismos bautizaron ‘Mejor hablemos’.
“Usamos la cartografía social a partir de una matriz DOFA para identificar sus factores de riesgo, sus amenazas, sus oportunidades. Pero en el 2020 todo cambió. Con la pandemia nos tocó irnos a la virtualidad”, añade.
Así fue como su acompañamiento desde el salón de clases se convirtió en una asesoría telefónica, por Whatsapp y a través de videollamadas en las que orienta a cada estudiante para que avance en sus ejercicios educativos.
“Nos apoyamos con tutoriales de YouTube y orientación pedagógica para que les sea más fácil entender la dinámica del proceso de enseñanza-aprendizaje”, agrega.
Para la docente, lo más importante de este proyecto es la legalidad y la reconciliación que estos hombres y mujeres buscaron al dejar las armas. “Primero que todo, hicieron unos acuerdos y eso les permite tener unas garantías como lo es el acceso a la educación”.
Por otra parte, continúa Imelda, “ellos sienten miedo, se sienten perseguidos y estigmatizados socialmente, luchan contra eso y pretenden llegar a generar economía a partir de un proyecto de vida. Quieren terminar su bachillerato y saben que hay una oportunidad a nivel laboral, conocer un contexto totalmente diferente al que se acostumbraron. La escuela es su zona de refugio, el lugar que les permite proyectarse laboralmente. El Estado hace el aporte económico para ello, pero lo importante es que desde la escuela los atendamos, que les prestemos el apoyo psicosocial para que ellos no se frenen en el camino”.
En medio de su reflexión, confiesa estar convencida de que los docentes están llamados a trabajar de tal manera que no se alimenten las leyendas urbanas, porque gracias a este proyecto se ha dado cuenta del daño que hace esto y cómo afecta a la vida de las personas.
“Es necesario conocer otros lenguajes para poder entender que hay mucho más allá de lo que vemos. He aprendido que muchos seres humanos se levantan con miedo y nosotros solo vemos lo que tenemos ahí al frente. Estas personas están deseando tanto la aceptación, que quienes trabajamos en la educación debemos enfocarnos en otras cosas también, no solo en la labor académica, tenemos que ver más humanamente al otro. Desde sus propias realidades. La educación tiene que ser más humana, no rotular”, puntualiza.
La profesora había participado también en la iniciativa ‘Hacia una escuela sin estereotipos’, que fue destacada durante tres años consecutivos por la Secretaría de Educación Municipal, y reconocida por el Ministerio de Educación Nacional como experiencia significativa en la política de reintegración de personas desmovilizadas.